Esta cadenita me la regalaron mis padres cuando yo tenía 10 años, es muy importante para mí porque me la dieron con mucho cariño y ese día me aconsejaron cosas muy importantes para vivir mi vida; ese día me sentí muy feliz porque era un día muy especial para mí: por eso escogí este objeto, porque me trae buenos recuerdos. Desde ese día he cambiado demasiado porque sé vivir mi vida. 
A Mateo me lo regalaron cuando cumplí 14 años y fue muy importante ese día para mí porque yo pensé que nadie se acordaba de que estaba cumpliendo años y cuando menos pensé llegó mi primo, que además es mi mejor amigo, con un regalo y ahí entendí que hay personas que no se les olvidan las fechas especiales. Diego me lo regaló. Significa mucho para mí porque yo soy una persona que me gusta conservar lo que me dan, así sea muy insignificante. Para mí todo es importante, no sólo recuerdos es la intención de Diego que me lo obsequió. Después de eso he cambiado mucho porque conocí personas nuevas, maduré y lo más importante, uno va pasando etapas nuevas y diferentes cosas para vivir.
Mi vestido me lo dio mi madrina. Es importante para mí porque fue el vestido con el que me bautizaron y porque así tengo cosas de mi niñez. Y para mí significa mucho porque además no sólo me bautizaron con él sino porque me lo dio mi madrina Cruz Sola cuando yo tenía dos (2) meses y cuando lo veo me pongo muy feliz porque me imagino cómo sería cuando lo tenía puesto. Yo he cambiado mucho mi forma de ser, de pensar, de vestir, porque ahora no me sirve la ropa de cuando yo era niña.
Yesica creyó que su foto era esta, pero realmente era la de Jackeline, quien recibió: 
Amor.
Cada uno de los rectángulos era una fotografía al revés de un integrante de En La Jugada, que controlando su curiosidad pensó en un buen deseo para regalar, tomó al azar otros dos de una bolsa y los fue pegando cuando le correspondió el turno. Así, veinte jóvenes recibieron sesenta buenos deseos.
El proyecto que estamos recibiendo los estudiantes de la Institución Educativa para el Desarrollo Integral "COREDI", por parte de Corantioquia, se ha denominado "En La Jugada".
El taller realizado en este día (13-06-09) lo llamó nuestro coordinador, Felipe, como Cadáveres exquisitos y Así soy yo. Los veinte estudiantes que fuimos elegidos, mostramos mucho interés y disciplina, sobre todo en la dinámica y en la construcción de los dibujos.
Esta actividad nos ha demostrado los grandes potenciales que tenemos dormidos y que quizás aún no hemos descubierto.
Finalizamos con un compromiso para la próxima clase.
Julio Granda.
Me gusta ser simpática.
Y los extraños se conocieron. Ellos son los estudiantes: Yesica, Felipe, Diana, Juan Esteban, Damary, Yariza, Yenifer, Jackeline, Ángela, Licet, Yohana, Elizabeth, Giohana, Paula, Deicy, Nubia, María, Yuri, Luz Adriana, Julio. Y el visitante: Felipe. 
Al bajar del bus una fuerte lluvia se encargó de dar la bienvenida al extraño que llegaba de Medellín. Guadalupe se le reveló en la noche con su rostro frío y mojado. Las gotas fueron el compas de espera hasta la madrugada. A las seis de la mañana del día siguiente una chiva lo bajó por el cañón cubierto de neblina. La incertidumbre lo acompañó durante el camino. Sólo el nombre de la profesora Rosa en la memoria junto con la indicación de parar donde los Grisales eran su carta de viaje. Después de una hora, la espera terminó y todo lo antes imaginado se convirtió en realidad. Había llegado a la vereda San Pablo a mediar entre veinte jóvenes y sus habilidades para crear.
Comienza una nueva aventura. En el cañón del río Guadalupe veinte estudiantes de diferentes grados de bachillerato esperan a un visitante. Él llegará desde Medellín cargado de vinilos, pinceles y libretas, con el entusiasmo de iniciar un proceso y la esperanza de encontrar respuesta a sus propuestas. 
